En ese mismo lugar, todo ocurrió. Hace mucho tiempo para la gente que intenta entender a través de una imagen una realidad cruel. Sin embargo aún no termina de pasar para él.
¿Qué secretos esconderán esas paredes grises que fueron testigo de una época en la que no se podía llorar a quiénes íbamos perdiendo, mientras el gol de Mario Alberto Kempes enloquecía a un país conmovido?
En ese mismo lugar esos chicos que nunca llegarán a ser hombres, aún están moviéndose bajo ese techo de una madera que no deja de crujir, y que sigue reclamando justicia.
En ese mismo lugar, seguramente Pablo, Juan, o quizás Mariela permanezcan sentados frente a esas ventanas, inexplicablemente chicas, intentando imaginar cómo es pisar el césped verde que nunca más pisarán.
Cuánto dolor... cuánta tristeza... cuánto olvido.
En ese mismo lugar no sólo fallecieron hijos, también fallecieron muchos sueños y no existe nadie en el mundo con el derecho de hacer algo así.
En ese mismo lugar todos vimos y todos callamos. En ese mismo lugar todos perdimos lo último que una persona puede perder, el sentimiento humano.
Los que quedamos sólo tenemos que hacer que la historia no quede en el pasado, porque aunque duela esto sigue siendo un presente. Un presente en ellos, un presente en quiénes perdieron y un presente en quiénes estuvieron y no hicieron nada.
La justicia la hacemos todos y algunos hijos de puta deberían estar muertos.
3 comentarios:
Nachin, cuando lo leí me dió una escalofrío!
Muy bueno lo que escribiste capo, seguí así y a lo mejor puedas pasar al puesto n°1, ja.
Te quiero muuuuucho, besotes.
Tigre: Me alegro que hayas vuelto a escribir. Mientras más escribís, más mejorás. Eso está muy bueno de los blogs.
Un abrazo, nos vemos en el maldito chat.
Nachito!!!
La culpa es nuestra. De todos. Nadie zafa. Y esta historia se repite cuando inmundas bocas vomitan "su" verdad. Qué carajo me importa la plata, el poder, el dolor y la humanidad. Qué carajo quieren que responda ante tanta desigualdad. Sí, hicieron algo. Algo que muchos no pueden hacer. Cantar los sentimientos y no ocultarlos en el alma... si es que ellos la encontraron... si es que tienen sentimientos... si es que ese "nunca más", no es para ellos, sino para nosotros. Para que cuando inmundas bocas canten verdades de desigualdad y desunión, no cerremos los oidos, ni los ojos, sino que cantemos mucho más fuerte: "Cuando te combata, lo haré por Amor."
Justicia. Unión. Y nunca más a los genocidas en el poder, ni en las calles.
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