sábado, 30 de agosto de 2008

Some


Algo va a pasar, o pareciera. El sol apenas asomaba para esconderse gran parte de la tarde. Un viento caluroso avecindaba la prominente lluvia que después terminaría de cerrar ese momento.
Mucho más abajo, sentado en una reposera estaba yo. Quizá con los lentes puestos intentando buscar figuras en algunas nubes grises y en otras blancas. El calor seguía y las voces de mucha gente desconocida iban creciendo de manera presurosa.
No me movía, ni moví ninguna de mis facciones con tal de capturar el momento. Estaba paralizado con ese cielo que intentaba decirme algo. Quería ser testigo de algo que no sabía qué, pero presentía.
No recuerdo haber echado un vistazo alrededor, sólo me concentré aún más en esas nubes que iban oscureciendo cada vez más los diferentes objetos. De repente todo fue, aún, más oscuro y la lluvia empezó a mostrarse en unas cuantas gotas.
Y la tarde terminó.

sábado, 23 de agosto de 2008

HIJOS



En ese mismo lugar, todo ocurrió. Hace mucho tiempo para la gente que intenta entender a través de una imagen una realidad cruel. Sin embargo aún no termina de pasar para él.
¿Qué secretos esconderán esas paredes grises que fueron testigo de una época en la que no se podía llorar a quiénes íbamos perdiendo, mientras el gol de Mario Alberto Kempes enloquecía a un país conmovido?
En ese mismo lugar esos chicos que nunca llegarán a ser hombres, aún están moviéndose bajo ese techo de una madera que no deja de crujir, y que sigue reclamando justicia.
En ese mismo lugar, seguramente Pablo, Juan, o quizás Mariela permanezcan sentados frente a esas ventanas, inexplicablemente chicas, intentando imaginar cómo es pisar el césped verde que nunca más pisarán.
Cuánto dolor... cuánta tristeza... cuánto olvido.
En ese mismo lugar no sólo fallecieron hijos, también fallecieron muchos sueños y no existe nadie en el mundo con el derecho de hacer algo así.
En ese mismo lugar todos vimos y todos callamos. En ese mismo lugar todos perdimos lo último que una persona puede perder, el sentimiento humano.
Los que quedamos sólo tenemos que hacer que la historia no quede en el pasado, porque aunque duela esto sigue siendo un presente. Un presente en ellos, un presente en quiénes perdieron y un presente en quiénes estuvieron y no hicieron nada.
La justicia la hacemos todos y algunos hijos de puta deberían estar muertos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Algún tiempo atrás



Agua que cae del cielo para morir en la tierra. Agua que de tan transparente se vuelve azul. Agua que no quiere caer sola y por eso, cae acompañada. Eso es la lluvia.
Manantial que lava las culpas de quienes se sienten con demasiado peso o de quienes intentan renovar sus rostros para olvidar el pasado. ¿Lo pasado pisado?
Circo de trapecistas cristalinos que rebotan contra el asfalto de esas calles empedradas que guardan recuerdos. Postal de algún tiempo atrás cuando se miraba por las ventanas cómo lloraban los árboles más viejos.
Torrente, odisea y lujuria en una sola forma, en una sola cadencia. Eso es la lluvia.
Figuras formadas con ecos silenciosos que estallan en una continuación de imágenes que nos parecen conocidas pero que sin embargo, son ajenas y extrañas.
Ríos caudalosos que acompañan a los cordones que simulan dividir a dos mundos. Eso es la lluvia.
Algún día dejará de caer sobre nosotros para poder fluir hacia esos lugares que intentamos recrear cada vez que la vemos venir.
Una tarde gris en medio de una ciudad callada. Eso es la lluvia.

Este texto está dedicado a mi viejita, con la que solía pasar algunas tardes lluviosas de mi infancia.

martes, 12 de agosto de 2008

Silencio


Dos gotas en medio de un océano de inquietudes son las que disparan este concepto en medio del vacío existencial: Silencio.
Silencio es lo opuesto a ruido. Silencio puede ser oscuridad, penumbra, fondo e inmensidad. Puede durar mucho y también muy poco. Dos personas pueden matarlo; una entenderlo.
No siempre es bueno hablar y no siempre se debe. Es entonces cuando aparece este significante en todo su esplendor rompiendo con cualquier esquema convencional sobre lo que se entiende por él.
"No existe el tiempo" dijo alguien que, quizás en un comentario dijo mucho. El silencio no tiene tiempo, no tiene espacio y no tiene nada. Sólo tiene silencio, y algún día dejará de tenerlo.

Gracias Cori por dejarme robar esta foto de tu blog y la frase "No existe el tiempo". Este texto está dedicado a tu blog, que aunque mucha gente no lo haya comentado, a mi me parece genial.
Ahora dejo en SILENCIO esta entrada.

lunes, 11 de agosto de 2008

A little boy in scene


"When the music is over, turn off the lights". La música nunca se va a apagar y el singer jamás dejará de entonar esas líneas que separan la realidad de la fantasía.
He aquí a un reggaeboy que sabe moverse entre la sombra de luz que parece descender desde los cielos en pleno ritual de adoración hacia cualquiera de los dioses de la medianoche. Pero por un momento, sólo hay dos almas y una persona en medio de una multitud silenciada. Él y él... nada más que un momento de soledad compartida.
No hay movimiento, sólo la imaginación de quienes pueden ver lo que quieren en medio del trance melancólico de los que hablan desde el corazón de unas cuantas notas. Gimen, lloran, saltan y olvidan, para volver a recordar como era ese grito enmudecido desde lo más profundo de sus gargantas.
No existen tiempos ni tiempo cronológico que pueda contextualizar esta fantasmagoría que parece crecer con cada movimientos de sus pies, de sus manos, de sus pelos... de alguien que quiere ser ellos, de alguien que quiere ser.
He aquí este muchacho que nunca dejará de serlo, porque la música nunca envejece y él lo sabe tanto que ya no hay una dualidad, sino uno mismo; un ser.
Pero de repente, las luces deben apagarse para que su figura quede en la imaginación de quienes fueron testigos de tanta osadía.

A mi amigo Marcelo.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Puertas


Aberturas, entradas, nuevos mundos, muchas definiciones para atravezar ese portal que dispara demasiados significados. Algunos prefieren llamarlas puertas.
Puertas que se abren, cierran, o que están abiertas eternamente, para que cada uno pueda atravezarlas en busca de alguna respuesta.
Lo más significativo de esto es que atravezar una puerta no sólo es avanzar hacia otro lugar, también es dejar atrás lo que se conoce. En este sentido es un paradigma bastante ambiguo. Pero la pregunta es ¿qué es lo que dejamos atrás? o mejor dicho, ¿de qué queremos escapar o encontrar, cuando atravezamos una puerta?
Si nos volcamos a lo que queremos dejar atrás, seguramente estaremos refiriéndonos a cosas que hicimos y de las cuales estamos arrepentidos y queremos olvidar para poder seguir construyendo, si es que avanzar es seguir construyendo. Malas experiecias, malas vivencias y muchas otras cosas que deseamos perder. Ahora, si tomamos el camino de lo que queremos encontrar, el abanico de soluciones es más amplio.
En cierta forma, encontrar es sustituir una carencia y si analizamos en profundidad el concepto de carencia podemos ver que también estamos hablando de que queremos dejar atrás ciertas cosas que venimos acarreando.
Pero quedémonos con la posibilidad de avanzar como progreso.
En diferentes estadíos de una persona siempre se quiere dar un paso al frente porque pensamos que eso es crecer. Sin embargo en estos tiempos, crecer tiene otro concepto debido a que nos limitamos a subsistir en lugar de vivir, en muchos casos. Con esto no quiero sonar determinante de la forma en la que me estoy expresando.
Sería interesante poder charlar una tarde con grandes hombres como Heidegger, Nietzsche, Kant, Foucault, Kant o el mismo Platón, para que nos den su punto de vista de cómo ven el mundo hoy en día y de cómo ven el significado de estas puertas.
Para terminar este breve esfuerzo por entretener a nadie, quería dejar una reflexión de William Blake. Espero que cada uno sepa atravezar las diferentes puertas.
"Si las puertas de la percepción fueran abiertas el hombre percibiría todas las cosas tal como son, infinitas".




sábado, 2 de agosto de 2008

Sobre el eterno retorno



"Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto.
Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (Das Schwerste Gewicht). Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes."

Texto extraído de "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera.

viernes, 1 de agosto de 2008

LuK



Muchos hemos crecido escuchando esa música que tanta intriga nos causaba. Sonidos bajos, oscuros, que rompían en una voz que decía mucho más que palabras.
Los primeros movimientos eran torpes y epilépticos, y los primeros acordes eran los mejores. Ese dialecto raro, frenético y triste, y ese "fucking" que salía por cada dos palabras.
Dicen que ese tipo, el que usaba su voz como un revolver para disparar amor en cada línea, no era sólo un "tipo", era algo más que habitaba en cada corazón adormecido por una realidad ficticia, mentirosa y culpable. Era alguien que venía de algún lugar distinto y poco conocido por cada uno de nosotros.

Dicen que el éxito dura lo que tiene que durar, o poco. El duró lo que tenía que durar, hasta hoy y hasta que él considere suficiente.

Luca Prodan o Luca, nos dejó más que buena música, nos dejó la necesidad de vernos y decirnos cómo queremos contar la historia que nos toca vivir cada mañana cuando nos despertamos o no.